Tras las cuatro listas de final de año precedentes (terminadas, rookies, miniseries y sophomores), es hora de poner, a modo de broche, la lista más importante, las mejores series del año. Fuera se quedan grandes estrenos como Transparent, Halt and catch fire o The Leftovers, ese placer que es The Comeback, esa gozosa tortura que es Hannibal, ese happy place que es Shameless, o las finalizadas The Killing y Boardwalk Empire. Ha sido un año seriéfilo apasionante. Con años así, da gusto estar siempre hasta arriba de series (chistaco).
10. Veep (HBO)
Quizás sea la única comedia de la
lista. Y posiblemente por ello esté aquí, además, claro está, de porque lo
merece. La tercera temporada de Veep ha sido un placer de principio a fin. Con
diálogos brillantes cargados de cinismo es un ataque frontal a la política de
saldo. Una serie necesaria para entender este mundo banalizado en el que
vivimos.
9. Girls (HBO)
Algo ha cambiado en la serie de
Lena Dunham este año. Ha madurado. En esta temporada tan centrada en la muerte
y la familia, Girls ha dado un paso hacia adelante, presentando una serie mucho
más redonda y pulida. Incluso ha tenido más momentos cómicos. Desde luego ha
sido todo un placer.
8. Homeland (Showtime)
Y Lázaro resucitó. Homeland ha
volado alto este año, sobre todo en su tramo central. Ha vuelto a centrarse en
lo importante: en Carrie y sobre todo en explicarnos de forma amena la
turbulenta política exterior de unos Estados Unidos acuciados por sus enemigos.
El problema siempre fue alargar la presencia de Brody más allá de lo
narrativamente coherente. La próxima temporada está llamada a confirmar que hay
Homeland para rato. Cada vez a USA le van apareciendo más incendios. De
aquellas tormentas, estos lodos.
7. Game of Thrones (HBO)
Otra temporada rotunda de este
relato fascinante sobre los juegos de poder. En el año de Tyrion y los
Lannister nada podía salir mal, y así fue. Con varios capítulos brillantes, ha
sido una temporada llena de tensión y emoción. Ha tenido algunas tramas, como
siempre, que no han funcionado tan bien (hola Daenerys), pero por secuencias
como la del juicio o la de la pelea entre la Víbora y la Montaña, lo compensan
todo. Ojalá la serie no pegue un bajón tan grande como los libros en la próxima
temporada.
6. Fargo (FX)
De las tres siguientes series ya
hablé en listas anteriores (y en varios post a lo largo del año), así que no
tengo mucho que añadir. Fargo es un salvaje e hipnótico entretenimiento de
calidad. Quizás la temporada más redonda del año seriéfilo. Entre lo
sobrenatural y los instintos humanos más bajos, seguimos a un grupo de
personajes memorables entre la nieve y la niebla. Ojalá vuelva pronto con otro
irónico relato sobre la violencia humana.
5. True Detective (HBO)
Entre el boom de “mejor serie de
la historia” y el anti-boom de “aburrida, pretenciosa, vacía”, lo que emitió
HBO fue una serie soberbia, que sin inventar nada, ha entrado directamente a
ser considerada una ficción de referencia en el panorama actual. Es verdad que
empezó mejor de lo que terminó, y que tuvo muchas aristas, pero no es menos
cierto que fue visualmente deslumbrante y narrativamente desafiante. Sin duda
el plano-secuencia del 1x04 ha sido, en mi humilde opinión, el gran momento
seriéfilo de 2014. Gracias por todo Nic Pizzolatto y, sobre todo, Cary
Fukunaga.
4. House of Cards (Netflix)
Asomarse a las ciénagas del
poder, saltar al vacío y bucear por ellas. Eso es lo que propone House of Cards
cuando nos pide que acompañemos a los Underwood hasta el mismísimo infierno.
Amorales, obsesivos, brillantes. Este matrimonio siempre se mueve por el filo
de la navaja, haciendo equilibrios imposibles. Pero al final, siempre, caen de
pie. Devoré la temporada sin darme cuenta, los engranajes del poder son tan vomitivos
como fascinantes.
3. Louie (FX)
Quiero tanto a las tres series de
mi pódium de 2014, que no sé muy bien qué decir que no haya dicho ya a lo largo
de todos estos años. Louie es la serie que más me cala. Me emociona, me
destroza, me hace reír, me hace pensar, hace que me sienta optimistas unas
veces y pesimista otras. Es una serie preciosa sobre la incomunicación y la
soledad en el espacio urbano. Sobre llegar a la mediana edad y no sentirse
realizado, dudar de ti mismo, de lo que has construido, y tener miedo. Mucho
miedo. Es la gran serie de autor de la televisión. Una obra descomunal. Esta
cuarta temporada ha sido extraordinaria. Louis CK, eres un jodido genio.
2. Mad Men (AMC)
La primera parte de la última
temporada de Mad Men ha sido soberbia. Salvo el primer capítulo, en el que
teníamos a nuestros protagonistas hundidos, y por lo tanto funcionó a medio
gas, ha sido una tanda de episodios descomunal. Don y Peggy han evolucionado
una barbaridad. Y esa evolución, ese viaje de autodescubrimiento, ha sido
tierno y doloroso, pero sobre todo catártico (The Strategy, 7x06, es EL
capítulo del año). Los cimientos son sólidos, los últimos siete capítulos de
Mad Men tienen que ser sobresalientes, sí o sí. Una despedida por todo lo alto.
1. The Good Wife (CBS)
A estas alturas todo aquel que me
conozca lo más mínimo sabía que esta serie iba a estar en esta posición. En
2014, The Good Wife no ha tenido rival. Ha jugado en otra liga. La de la
excelencia cuasi milagrosa. Entre la recta final de la T5 y este demoledor
arranque de la T6, me ha tenido con el corazón encogido y las uñas en la boca. No
hay serie que me atrape, me divierta y me llene más que The Good Wife. Es
inteligente, reflexiva, graciosa y triste. Una mirada clarividente al mundo
actual, a los temas más espinosos, a la corrupción, al simulacro constante en
el que vivimos. Nadie escribe en televisión, hoy por hoy, como el matrimonio
King. Nadie. Larga vida a Alicia Florick.