jueves, 20 de noviembre de 2014

Las buenas prácticas. The Newsroom 3x02

THE NEWSROOM - Run


¡Y yo que pensaba que Danny Boyle me hacía la vida imposible!


Ayer tuve que montar (= a cargar una pértiga durante 2 horas) un grupo de discusión con periodistas para hablar de la vulnerabilidad en los medios de ciertos grupos sociales (mujeres, migrantes, infancia/juventud y personas con diversidad funcional). Al arranque de la sesión los cuatro periodistas (una de radio pública, otro de radio privada, otra de prensa y otra de medio digital) reconocían que en sus medios no existen manuales de buenas prácticas. No hay un librito que te diga como debes tratar ciertas cuestiones peliagudas, ni como debes informar, por ejemplo, sobre cuestiones de infancia, para evitar vulnerar los derechos de las personas. Quiero suponer que en las empresas mediáticas grandes sí que hay este tipo de manuales ético-operativos.

Puedo haber algún que otro spoiler sobre el 3x02 de la serie que le dio el Emmy a Jeff Daniels
Precisamente sobre cuestiones éticas gira el último capítulo de The Newsroom. De hecho, si dejamos de lado la trama romántica entre Sloan y Don (y el buffet libre), las otras cuatro giran en torno a qué debe hacer un periodista en momentos complicados, cómo de relevante es el derecho a la información y cómo se gestiona el mismo cuando los derechos de otras personas entran en juego. Por un lado tenemos a Maggie grabando la conversación privada (pero en lugar público) de un alto cargo de la EPA (si habéis visto la peli de Los Simpson ya sabréis que es la agencia medio ambiental yankee); por otro lado tenemos a la hija de Meryl Streep cometiendo una clásica metedura de pata en twitter; en tercer lugar, la negociación sobre la venta de la compañía y el concepto de televisión como servicio público; y en el centro de la acción, la trama principal: el acto de espionaje en el que colaboró Neal y el debate entre el derecho a la información y el sacrificio personal.

En el fondo, Aaron Sorkin aboga por una ennoblecimiento del periodismo (y de la política) norteamericana, por un restablecimiento de las buenas prácticas. Este vendría a ser en gran tema de The Newsroom, que junto a Studio 60 constituyen una enmienda a la totalidad a la América post 11-S, esa de la Patriot Act, la NSA, etc. La legislación es pos del control 24 horas del ciudadano y la basura que escupen las tertulias políticas han secuestrado al país, reteniéndolo en tiempos oscuros. Por eso Sorkin cree que es pertinente hablar del restablecimiento de la ética en el centro de la vida pública. El capítulo funciona porque está muy bien hilado, y está cargado de significados. 50 minutos de reflexión. ¿Estamos dejando que las normas aprobadas por el miedo estén secuestrando la democracia? ¿A los medios les interesa más el escándalo que los acontecimientos realmente relevantes? ¿Tiene la libertad de expresión barreras infranqueables? ¿Hacia dónde nos dirigimos como sociedad? Quizás, gran parte de las críticas a Sorkin vienen de que no se limita a hacer estas preguntas, si no que muchas veces las contesta. En la trama de Maggie, por ejemplo, nos deja claro qué se debería hacer. Nos alecciona. Y a mucha gente no le gusta que la aleccionen. Creo que es pertinente que lo haga, pero también entiendo que es injusto, que el mundo es más complejo que lo que el idealismo sorkiniano (conceptaco) quiere reconocer, más banalmente complejo, añadiría. Sin embargo, las demás tramas quedan en esta ocasión más abiertas. El debate legalidad vs. información sigue en pie. Al fin y al cabo estamos jugándonos si queremos una sociedad controlada por el poder o un poder (poderes, más bien) controlado(s) por la sociedad.

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