miércoles, 12 de noviembre de 2014

Nos siguen tirando piedras. The Newsroom 3x01

THE NEWSROOM - Boston


El sermón de Will McAvoy

Este domingo HBO estrenó la tercera y última temporada de The Newsroom, la cuarta serie de Aaron Sorkin, y quizás la última. Al calor de dicho estreno Sorkin ha anunciado que no volverá a escribir para televisión porque 3 de sus 4 series han sido un fracaso. Obviamente el gran éxito de su carrera televisiva (y en general) es The West Wing. La serie sobre el equipo del presidente Bartlet tuvo 7 temporadas (Sorkin estuvo a los mandos durante las 4 primeras), mientras que sus otras 3 series suman en total sólo 6 (3 The Newsroom, 2 Sports Night y 1 Studio 60). Cuando Sorkin habla de fracaso se refiere a audiencias y recepción por parte del público. Aunque hay que añadir que no pocas ostias han recibido Studio 60 y The Newsroom, sobre todo esta última. Había puestas muchas expectativas en la unión Sorkin-HBO, quizás demasiadas, y la serie ha decepcionado, incluso a los talifanes de caverna (servidor incluido). The Newsroom es Sorkin en estado puro, sin filtros, sin barreras y quizás la serie resulte por ello demasiado intensa. La principal etiqueta que se le ha puesto a este drama periodístico ha sido la de condescendiente. Sorkin, como ser moralmente superior, regañando a los periodistas americanos por hacer las cosas mal. Asociado a esto, se acusó a Sorkin (con razón) de ventajista. Es fácil señalar lo que se hizo mal a posteriori cuando ya conoces todos los hechos.

Más allá de lo que ha sido la recepción y el recorrido de The Newsroom durante estos 3 años, ahora que llegamos al final, he decidido hacer recaps de sus últimos 6 capítulos, como ya hice el año pasado (más o menos por estas fechas) con otra serie de HBO fundamental para mí, Treme. Soy muy crítico con The Newsroom pero ello no impide que la disfrute como un niño pequeño. Entiendo casi todas las críticas que se le hacen pero a pesar de ello,es una serie que valoro y que me hace muy feliz. Este recap será mi forma de despedirme de ella y quizás del Sorkin televisivo. The West Wing es mi serie favorita, o incluso podría decir que es “mi serie”, así que me parece justo intentar desgranar los entresijos de este desenlace.

La información en los tiempos de Twitter
Si en la primera temporada de la serie sus periodistas eran demasiado inteligentes y lo hacían todo demasiado bien, en la segunda la trama arco (además de la carrera presidencial del 2012) fue que la cagaban a lo grande tragándose una conspiración inexistente. Ahora, en este arranque de la tercera temporada, pagan los platos rotos en el segundo curso mientras intentan volver a ser los del primer año. La rehabilitación profesional de los protagonistas seguirá los 3 actos de Eurípides como le cuenta MacKenzie (Emily Mortimer) a Will (Jeff Daniels): primero persiguen a los protagonistas hasta un árbol, después les tiran piedras y al final ellos consiguen bajar del árbol por sí mismos, de forma catártica. Más allá de los dramas de los personajes o las dosis de americanismo, este primer capítulo, centrado en el atentado en la maratón de Boston, plantea un debate interesante: ¿pueden los medios de comunicación de masas ser pacientes en la era de las redes sociales? ¿deben renunciar las empresas informativas a ser las primeras en anunciar acontecimientos frente a Twitter o Facebook?. Lo que Sorkin viene a sostener es que los medios deben asumir que en los tiempos de la inmediatez a golpe de clic y cámara en el móvil ya no pueden ser la primera fuente de información pero que sí deben ser la fuente veraz de información. Es mejor ser el último en dar la noticia pero estar seguro de que esa noticia es veraz, que está contrastada. Más que inmediatos los medios tienen que ser profundos, tienen que explicarnos la realidad, no soltarnos “noticias” de 140 caracteres.

Si Sorkin defiende esta postura, al final del capítulo nos dice que el público no lo hace. Que al público le interesa el aquí y el ahora, en la era de la sobreinformación, las audiencias (en plural) se quedan en la superficie de las historias porque tienen demasiados frentes que cubrir. Esto provoca que sepamos muchas cosas pero en realidad lo desconozcamos casi todo sobre ellas. Nuestras cabezas son un cúmulo de titulares. Esto es peligroso para el propio sistema democrático representativo occidental, y es por lo tanto uno de los factores que inciden en la crisis del mismo. El hombre occidental vive desinformado en un mar de información, perdido en sí mismo y en el mundo que lo rodea. Y los medios quizás sean las herramientas adecuadas para luchar contra ello, aunque por ahora (y cada vez más) se dediquen a fomentarlo. Veremos cómo progresa la temporada (sobre todo la trama wikileaks de fondo), pero no ha sido un mal arranque, siempre es de agradecer que la televisión te haga reflexionar, aunque sea a golpe de sermón.

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