martes, 14 de enero de 2014

Tiempos de persecución

TRUE DETECTIVE



Tras meses de espera (y hype) HBO por fin ha estrenado True Detective, una de sus apuestas más ambiciosas de los últimos años. Un policíaco sub sección caza al asesino, que tendrá (si es renovado) una estructura a lo American Horror Story, narrando cada temporada un caso diferente protagonizado por actores también diferentes, ofreciendo así al espectador historias cerradas de antemano, garantizando que no le harán en la season finale un Veena Sud en The Killing (entiéndase giros tróspidos para alargar el misterio innecesariamente). Curiosamente, su creador y showrunner, Nic Pizzolatto, proviene de esa serie, lo cual se nota en dos de los pilares de esta nueva serie: la atmósfera y la compleja relación entre los dos detectives protagonistas, interpretados (muy muy bien) por Matthew McConaughey y Woody Harrelson.

Teniendo en cuenta que el caso discurre a lo largo de dos décadas, y a priori parece que será bastante complejo, el otro gran anclaje que muestra True Detective en su primer capítulo es la valiente apuesta por una compleja estructura narrativa. Estamos acostumbrados a los flash-backs y a los flash-forwards en televisión (Lost y Damages los convirtieron en señas de identidad), pero no a una secuenciación temporal tan caótica e indeleble. Normalmente cuando en los productos televisivos juegan con el tiempo marcan mucho los saltos para garantizar que el espectador no se pierda. En cambio, en True Detective la sucesión de secuencias no sigue ninguna linealidad, no hay una línea temporal principal clara y saltos hacia el futuro o el pasado. A nivel macro el capítulo se mueve entre el año 95 y el año 2012 (muy bueno el trabajo de peluquería y maquillaje), sin embargo dentro del propio año 95 la serie va dando saltos hacia delante y hacia atrás, jugando con la narración de los hechos que los dos protagonistas van haciendo desde el año 2012. Una presentación de las coordenadas temporales muy compleja, quizás las más compleja que recuerdo haber visto en televisión (otra paso más en la aproximación la narración televisiva a la cinematográfica). Y sin embargo logran ser sutiles y a la vez muy claros, gracias a un guion muy trabajado, a unos actores en estado de gracia y a una labor de dirección impecable.

Dirige este primer capítulo, y en realidad toda la temporada (lo cual es muy poco usual), Cary Fukunaga, director de la mexicana Sin nombre (2009) y la adaptación de Jane Eyre que en 2011 protagonizaron por Mia Wasikowska y Michael Fassbender, confirmando lo que ya apuntaba en aquellas películas, la plasticidad de sus imágenes y la relevancia visual y narrativa del paisaje. Aún siendo una primera toma de contacto las sensaciones que deja True Detective no podrían ser mejores: una serie cuidada, escrita con mucha inteligencia, sostenida sobre las espaldas de dos actores en el mejor momento de su carrera, dotada de mucha personalidad y con un los suficientes mimbres para desarrollar ya no un caso complejo e interesante, sino sobre todo para explorar el lado más oscuro de la mente humana, quizás más en la línea de la insana Hannibal que en la de la analítica y sociológica Bron/Broen.

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