domingo, 4 de marzo de 2018

Los No Oscar 2017 V: Película

10. Molly's Game
La cabra siempre tira al monte. Y esto vale tanto para Sorkin, que en su estreno como director, se emborracha de sí mismo, como para mí, que no puedo evitar sentirme fascinado por su forma de escribir. Molly's Game para bien y para mal es Sorkin en vena, con una puesta en escena frenética que puede recordar a la de otra película reciente que hablaba de dinero, The Big Short (Adam McKay, 2015), y un guion preñado de diálogos ingeniosos, vomitados por personajes no menos ingeniosos. Aunque no ahonda demasiado en el concepto de usura que late detrás de la crisis económica y santifica (moralmente) a su protagonista, Sorkin demuestra, una vez más, que sabe hacer entretenimiento de primera división, crear personajes interesantes y construir duelos dialécticos de altura. Todo en orden.

9. The Lost City of Z
Las películas de James Gray suman la friolera de 0 nominaciones a los Oscar. Se podría argumentar que Gray no es el tipo de cineasta que los Oscar reconocen. Sin embargo en un año en el que está nominado Paul Thomas Anderson a mejor director es difícil seguir manteniendo esto. Los Oscar se han abierto a muchos cineastas alternativos estadounidenses, sin embargo a Gray aún no. Como dije en el primer artículo de esta serie es incomprensible que la fotografía de esta película no esté nominada al Oscar. The Lost City of Z es una película de aventuras durísima, una historia demoledora sobre los sacrificios que hay que hacer por perseguir tus sueños. No ha recibido, desde luego, el trato que se merecía.

8. The Florida Project
Sean Baker había explorado en su anterior película, Tangerine, la complicada (pero también hilarante) realidad de dos mujeres transexuales que ejercían la prostitución. En The Florida Project vuelve a seguir a dos mujeres marginalizadas por la sociedad, una madre y una hija que malviven en l periferia de Disney World, mediante trapicheos y hurtos. Baker confirma de esta forma que es un fabuloso cronista de la realidad social de grupos vulnerabilizados de la sociedad. Lejos de caer en el victimismo o en el dramatismo exacerbado, hace gala de un fantástico sentido del humor y de un acertado uso del poder de la imaginación, a través del retrato de una niña que se evade de la realidad en la que vive, demostrando que la infancia es una etapa mágica de constante descubrimiento. Podemos estar ante un cineasta capital del cine estadounidense de las próximas décadas.

7. A Ghost Story
Quizás ésta sea la masterpiece de este año de lo que antaño se llamaba cine de arte y ensayo. A Ghost Story reta intelectual y, sobre todo, emocionalmente al espectador, desde la comentada secuencia de Rooney Mara comiendo tarta durante 5 minutos. No da tregua. Si no entras, posiblemente la sufras, más allá de su hermosura visual. Pero si entras en el juego que plantea David Lowery, quedarás hipnotizado por una historia tristísima sobre el paso del tiempo, los avatares de la historia, el abandono, la pérdida y, sobre todo, la soledad. Lo densa y terrible que es la soledad. Y a pesar de todo esto, es una película llena de luz, extrañamente optimista: tras todas las fases del duelo llega la aceptación.


6. I, Tonya
La patinadora Tonya Harding lo podía haber tenido todo y sin embargo… I, Tonya es una mordaz sátira sobre el lado más oscuro del sueño americano, las relaciones personales tóxicas, la construcción de los relatos mediáticos y la autodestrucción humana. Una de las películas más divertidas y rabiosas del año. Inteligente hasta la carcajada, emocionante hasta el aullido. Desde luego es una gran película sobre una terrible (y fascinante) historia netamente americana. Siéntense y disfruten del espectáculo que ofrecen un puñado de personajes acostumbrados a apuñalar para sobrevivir, a veces hasta literalmente.

5. Blade Runner 2049
No era sencillo construir una buena película sobre los cimientos sagrados de un clásico de la historia del cine. Sin embargo, Blade Runner 2049 es una excelente obra de arte, un estimulante blockbuster y un interesantísimo ensayo metacinematográfico. La película de Denis Villeneuve funciona como un artefacto amplificador del universo creado por la película de Ridley Scott. Digna heredera de su antecesora, mantiene el rimo plúmbeo para deconstruir una distopía perturbadora. A ratos resulta hipnótica, casi siempre es interesante. Deja con ganas de saber más, de reflexionar más, de sorprendernos más.

4. Grave
En la categoría de mejor película en los Oscar está nominado un coming of age instantáneamente canónico, dirigido y protagonizado por mujeres, Lady Bird. La primera película dirigida por Julia Ducournau, Grave, se sitúa en las antípodas de la reconstrucción que hizo Greta Gerwig del final de su adolescencia. Grave no sólo no aspira a ser canónica, si no que viene a demoler las claves del género coming of age, fuertemente maniatadas por el cine estadounidense y por su visión de la adolescencia (y sus tradiciones: el prom, las candidaturas universitarias...). La obra de Ducournau arroja a una adolescente vegana a un entorno brutalmente carnívoro, donde debe luchar por sobrevivir física y emocionalmente. Incomodísima e hipnótica.

3. Columbus
El artista visual Kogonada debuta en el cine con Columbus, una oda a una pequeña ciudad del medio oeste estadounidense. Y lo hace ofreciendo una sentido de la sensibilidad especial, acariciando las emociones de sus personajes a través de los espacios públicos urbanos. Es a la vez un ensayo urbanístico y una sinfonía de sentimientos humanos. Esta historia de amistad entre una mujer joven y un hombre de mediana edad que se encuentran en sus soledades es hermosa y triste.

2. Visages Villages
Cuando se amplió la categoría de mejor película a hasta 10 nominadas se argumentó que de esta forma se daría visibilidad a películas independientes, historias de minorías, obras con gran éxito crítico, films animados y/o cintas extranjeras. Si bien este año tenemos un amplio abanico de historias que dan cabida a colectivos generalmente invisibilizados, así como películas producidas en los márgenes del sistema, las películas de animación, los documentales y las obras de habla no inglesa siguen sin tener visibilidad. Sólo dos películas de animación han sido nominadas a mejor película desde la ampliación (Up y Toy Story 3), una de habla no inglesa (Amour, The Artist era muda) y ningún documental. Visages Villages la enésima reflexión de Agnès Varda sobre su país y sus gentes, sobre el poder de la memoria y sobre las relaciones emocionales que tejemos, no sólo es un documental excelente, si no que es, ante todo, una película hermosa, cargada de sentimientos e ideas. Los documentales también existen.


1. 120 battements par minute
La argumentación anterior vale también para 120 battements par minute, una durísima, militante y emotiva historia sobre la lucha político-social contra el SIDA, las farmacéuticas y el Estado en la Francia de los años 80. No pretendo que una película tan pequeña como Visages Villages esté nominada al Oscar a mejor película, pero una obra como 120 bpm, que viene respaldada desde Cannes y es relevante tanto en términos artísticos como sociales sí debería estar en los premios de la Academia, teniendo en cuenta la vocación de premios universales que tienen y más en los últimos años, en los que han dado cabida a más votantes extranjeros. A aquellos que no la hayan visto aún se la recomiendo encarecidamente. Como drama político es brillante, incisivo y devastador. Como drama intimista hace una exploración de los cuerpos y las relaciones (de amor, de amistad, materno-filiales) excelente. En ambas áreas resulta innovadora y emotiva. Mi película favorita de 2017. Y la que más me impactó intelectual y sentimentalmente.

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