viernes, 26 de febrero de 2016

Los No-Oscar 2015 IV: Película

10. Anomalisa
Dos de los escritores audiovisuales más interesantes de los últimos años, Charlie Kaufman y Dan Harmon, unen esfuerzos escribiendo una película animada tan dolorosa como sorprendente. Un hombre que se dedica a escribir libros de autoayuda, cínico y descreído, cansado de su vida, hastiado, se enamora de repente de una mujer, sintiendo un amor incontrolable por ella. Lo que podría ser una comedia romántica, se transforma en una de las películas más agrias y complejas emocionalmente de los últimos años. Una genialidad que mejora con el paso de los días.

9. The end of the tour
El escritor David Foster Wallace tuvo una carrera breve, pero un gran impacto en toda una generación de lectores y de escritores. Fue, eso que rimbombantemente se llama “la voz de una generación”. The end of the tour toma la sabia decisión de centrarse en su figura a través de su breve encuentro con el periodista David Lipsky, que lo acompañó en los últimos días del tour promocional de Infinite Jest, la novela por la que el autor ha pasado a la historia. The end of the tour es un film a medio camino entre lo intelectual y lo emocional. Una obra que se sumerge en la psique de un hombre triste y en la mente de un hombre brillante. Un retrato maravilloso de una persona que se sentía profundamente sola. Es una película que duele, si uno es capaz de conectar con su protagonista.

8. Sicario
Una agente del FBI acaba inmersa en una operación contra el narcotráfico en la frontera entre USA y México. En un mundo tan salvaje, nadie es quién dice ser y ella no es más que un peón en una partida que se escapa a su control. Sicario es un thriller sensacional, pausado e incómodo, duro y áspero, como el territorio en el que está ambientado. Denis Villeneuve se confirma como uno de los mejores directores del cine actual.

7. Inside Out
¿Cómo funciona nuestra mente? ¿Cómo nos gobiernan nuestras emociones? Inside Out juega a mostrarnos la cabeza de una niña que está a punto de convertirse en adolescente, y el resultado es sensacional. Una película imprescindible. Graciosa, emotiva y, sobre todo, inteligente (y que confía en la inteligencia de sus espectadores, sean niños o adultos). Una obra llena de imaginación y de humanismo. Sí, la tristeza es tan importante como la alegría en nuestras vidas.

6. Saul Fia
¿Aún se pueden hacer películas perturbadoramente novedosas sobre el Holocausto? László Nemes nos ha demostrado con su debut en la dirección que sí. La cámara de Nemes persigue a un judío húngaro, prisionero en un campo de concentración, que trabaja guiando a otros judíos a las cámaras de gas y luego deshaciéndose de sus cadáveres. Saul Fia es tan dura cómo su  premisa deja entrever. Una película aterradora. Toda una experiencia.

5. The Hateful Eight
Tras apuntar en esa dirección con su anterior film, Django Unchained, Quentin Tarantino vuelve a poner rodar un western atípico ambientado después de la Guerra de Secesión en un país que supura racismo, machismo y violencia. Para hablar de todo ello, encierra a un grupo de miserables en una cabaña y los enfrenta entre ellos. Divertidísima, ingeniosa y visualmente impresionante, The Hateful Eight es otra película estimulante de uno de los cineastas estadounidenses más relevantes de las últimas décadas.

4. Clouds of Sils Maria
Una veterana actriz vuelve a enfrentarse, muchos años después, a la obra de teatro que la catapultó a la fama y sobre la que cimentó su carrera. El problema es que ahora interpretará al personaje más mayor, en vez de a la joven que encarnó la primera vez. A partir de esa premisa, Assayas construye un drama psicólogico cargado de ironía y melancolía. Un pequeño artefacto explosivo. Sils Maria no es fácil de olvidar, se te clava en el cerebro.

3. 45 years
¿Qué pasa cuando un fantasma del pasado sacude la plácida existencia de un matrimonio retirado que está a punto de cumplir 45 años de casados? Que algo entre ambos se empieza a romper, lenta e inexorablemente, poniendo en cuestión la totalidad de su vida compartida. 45 years es una película contada con una naturalidad que impresiona. Tierna, dura y sencilla. Una de esas películas pequeñas en apariencia pero inmensas en contenido. Haigh rueda una apología de los silencios, las miradas y la naturalidad de la vida doméstica. Duele.

2. Steve Jobs
Aaron Sorkin’s Steve Jobs es una película que no ofrece ningún descanso ni a sus personajes, ni a sus espectadores. Un baile sin fin de diálogos punzantes, ideas y sentimientos. Todo en esta película está al servicio del guion de Sorkin. Desde la cuidadísima y juguetona fotografía, hasta el frenético montaje, pasando por una dirección comedida y un reparto sensacional. El film sitúa a Steve Jobs en tres momentos clave de su carrera y lo enfrenta a sus propios aciertos y errores. No es una agriografía, es un relato que desafía a su protagonista.

1. Carol


Carol es la película más hermosa del 2015. Una historia de amor delicada, tierna e intensa. El retrato de dos mujeres insatisfechas con sus vidas, que acaban encontrando, la una en la otra, aquello que necesitaban. Carol también es una de las películas más redondas del año, un film dónde todos y cada uno de sus elementos se encuentran en perfecta armonía. Todd Haynes ha logrado un pequeño milagro, una película conmovedora y estimulante sobre el amor, el deseo, la insatisfacción, la madurez y la atracción.

jueves, 25 de febrero de 2016

Los No-Oscar 2015 III: Dirección, Guion original y Guion adaptado

Guion adaptado

5. Jesse Andrews por Me, Earl and the Dying Girl
El cine indie estadounidense se ha aproximado a la adolescencia en múltiples ocasiones. Este año dos de las películas independientes más interesantes y que más trascendencia han tenido abordan esta convulsa e intensa etapa vital. Una es The Diary of a Teenage Girl y la otra Me, Earl and the Dying Girl. Si bien la ópera prima de Marielle Heller me parece una apuesta más osada y novedosa, creo que Me, Earl and the Dying Girl es una obra más redonda, aunque sus ambiciones sean más limitadas. Esta historia de amistad entre un adolescente perdido y una chica enferma combina con astucia emoción y humor meta (los vídeos que hacen el protagonista y su mejor amigo son oro) para ganarse al espectador. Es un guion muy astuto.

4. Charlie Kauffman y Dan Harmon por Anomalisa
Cuando se juntan dos de los escritores más extraños y fascinantes del cine (Kauffman) y la televisión (Harmon), lo que obtienes es, irremediablemente, una película extraña y fascinante. Anomalisa tiene uno de los guiones más agrios y pesimistas del cine de 2015. Es una patada en el estómago. También es un libreto clarividente, dotado de una sensibilidad especial. Asusta.

3. Donald Margulies por The end of the tour
Margulies logra que el enfrentamiento entre dos hombres, que se admiran pero a la vez desconfían el uno en el otro, funcione a la perfección en The end of the tourSus dos mayores logros son unos diálogos inteligentes, ácidos, tiernos y emocionantes, y una construcción sensacional de David Foster Wallace. Aunque parezca una película pequeña, The end of the tour desarrolla un gran puñado de temas, de temores, de anhelos, que todos podemos tener en nuestras cabezas.

2. Andrew Haigh por 45 years
Haigh maneja en 45 years tan bien los silencios como los propios diálogos, precisos, naturales y contundentes. 45 years es una película sobre la crisis de un matrimonio cuando se acercan al final de sus vidas. El gran mérito de este guion es cómo nos dosifica la información y cómo retrata dicha crisis sin emplear acaloradas discusiones. 45 years no es Who’s afraid of Virginia Woolf. Sus personajes no gritan, de hecho los momentos más tensos los protagoniza el rostro callado de Charlotte Rampling. Sus protagonistas no se vomitan las verdades a la cara, sino que las ocultan, incluso en las secuencias que dibujan amagos de discusiones. Y por eso la película cala tan hondo, porque está escrita desde las entrañas, desde la imposibilidad de hablar.

1. Aaron Sorkin por Steve Jobs

El mejor dialoguista del mundo continúa explorando en Steve Jobs, el lado más oscuro del éxito en la Era de Internet. Si primero apuntó hacia Facebook, ahora lo ha hecho hacia Apple. El resultado es otro guion extraordinario, que combina diálogos fabulosos con una construcción de personajes muy completa y una estructura ambiciosa. En tres días cruciales en la carrera de Jobs lo seguimos a él y a sus más cercanos colaboradores en una batalla sin tregua. Sorkin puede resultar cargante, pero desde luego es un genio.

Guion original

5. Sean Baker y Chris Bergoch por Tangerine
Hay momentos en los que Tangerine parece una screwball pasada por el filtro del queer cinema de los 90. En cambio en otros es un drama social indie. Y así todo el rato. El film va saltando de género, mutando, evolucionando, para ser únicamente fiel a sí mismo. Pasamos un día pateando las calles junto a dos protagonistas de lengua viperina y vida muy dura. A través de diálogos sensacionales, Baker y Bergoch nos dibujan su mundo y consiguen que las comprendamos.

4. Noah Baumbach y Greta Gerwig por Mistress America
Baumbach y Gerwig siguen levantando acta de la derrota total de una generación, la mía, vomitándonos a la cara todas sus mentiras, autoengaños, frustraciones y nadería (emocional, intelectual...). Lo hacen construyendo personajes tan abofeteables como abrazables (pobres perdedores pagados de sí mismos) y escribiendo diálogos punzantes, todo ello bañado por una infinita catarata de referencias culturales. Estamos ante uno de los combos creativos más interesantes del cine actual.

3. Taylor Sheridan por Sicario
El gran mérito del guion de Sheridan es ocultarnos más de lo que nos muestra, jugar con nuestras expectativas para destrozarlas, engañarnos, ponernos en la misma situación en la que se encuentra la protagonista del relato. En ese sentido, Sicario es un thriller modélico, punteado por un grupo de personajes que valen más por lo que callan que por lo que dicen, que cuenta con giros de guion lógicos y sorprendentes y que construye, con pocos recursos, una gran panorámica del peligroso mundo del narcotráfico.

2. Quentin Tarantino por The Hateful Eight
Uno de los grandes shocks de las nominaciones a los Oscar fue la ausencia de Quentin Tarantino en una categoría en la que ya ha vencido en dos ocasiones, gracias a Pulp Fiction y Django Unchained. En su regreso al despiadado Oeste post-Guerra de Secesión, Tarantino vuelve a componer una historia llena de vericuetos y giros, y preñada de diálogos brillantes. The Hateful Eight es, para bien y para mal, puro Tarantino. Personajes bastardos, violencia, humor negro y crítica social.

1. Olivier Assayas por Clouds of Sils Maria
El teatro dentro del cine es un micro-género que siempre me resulta interesante. Y, precisamente, el año pasado se impuso en los Oscar un film centrado en un obra teatral, Birdman. Clouds of Sils Maria, que al igual que la película de Iñárritu, es un film de 2014, pero estrenado en USA (y en casi todas partes) en 2015, hace un fabuloso y tenebroso retrato de los miedos que sufren los actores a la hora de sumergirse en un papel. En cierta forma, Sils Maria y Birdman son películas hermanas. A los actores envejecer les aterroriza. Las nuevas generaciones les dan miedo. Y volver a papeles que llegaron a eclipsarlos, pavor. Si todo esto no fuera poco, Assayas escribe un retrato brillante de una mujer compleja. Un guion lleno de duelos sensacionales y juegos metarreferenciales.

Director

5. Andrew Haigh por 45 years
El cineasta inglés Andrew Haigh tiene un don para rodar la intimidad que se establece entre una pareja. Ya lo había demostrado anteriormente en Weekend y la serie Looking, pero en 45 years se supera a sí mismo. Haigh construye a la perfección el entorno familiar de paz y tranquilidad en el que viven sus protagonistas, para ir retratando con su cámara cómo este entorno se resquebraja. Es un trabajo delicado, pausado y hermoso.

4. Quentin Tarantino por The Hateful Eight
¿Qué decir ya de Tarantino que no se haya dicho aún? Su trabajo brilla en los espacios abiertos y es una lección de planificación en los cerrados. Dinámico, plástico y poderoso, como casi todo su cine. En una película en la que en gran parte de sus secuencias hay una gran cantidad de personajes a los que hay que vigilar de cerca, la dirección se vuelve fundamental para guiar (y a veces engañar) al espectador. Otro trabajo fantástico de un director inmenso.

3. Denis Villeneuve por Sicario
Desde que irrumpió en el panorama internacional con la inmensa y abrasiva Incendies, Villeneuve se ha labrado un status de director de prestigio. En Sicario da el salto definitivo a Hollywood, prestando su inmenso talento visual y atmosférico para contar una historia sobre narcotráfico y corrupción. La entrada en Juárez, el asalto al túnel... Sicario está plagada de secuencias dirigidas con un pulso extraordinario. Dentro de 2 años veremos su secuela de Blade Runner, y aunque las expectativas están por las nubes, parece difícil que Villeneuve pueda decepcionarnos.

2. László Nemes por Saul Fia
Una ópera prima de las que marcan a fuego toda una carrera. Nemes ha construido un relato innovador sobre un tema, el Holocausto, que ya ha sido tratado desde múltiples puntos de vista en la historia del cine. Lo ha hecho fiándolo todo a su puesta en escena, y ha triunfado. Su cámara persigue a un hombre despojado de toda vida, siempre pegada a su cogote, como una negra sombra. A su alrededor Nemes juega a enseñarnos y ocultarnos el caos que trae consigo la barbarie. Saul Fia era una película que se merecía mayor suerte en los Oscar. En un año bastante flojo, es difícil de argumentar que el mejor film de habla no inglesa del curso no esté nominado en mejor película y, sobre todo, mejor dirección.

1. Todd Haynes por Carol
La dirección de Todd Haynes en Carol es el trabajo más preciso y medido de todos los que se han hecho este año. El cineasta estadounidense no sólo ha resucitado al melodrama como género cinematográfico, sino que lo ha conducido a cotas más elevadas. Haynes es uno de los directores actuales con más sensibilidad, estilo y visión. Carol recoge lo ya explorado en Far from heaven y Mildred Pierce, para pulirlo hasta convertirse en un film redondo, precioso hasta la lágrima. Haynes no es sólo uno de los directores con un sentido de la estética más personales, sino que además se ha convertido en un narrador sensacional. Lejos quedan ya sus inicios bajo los paradigmas del queer cinema de los 90, formal y narrativamente arriesgados y caóticos. En Carol todo está bajo control, todo, salvo los sentimientos de sus personajes. Es increíble que Haynes aún no haya sido nominado al Oscar al mejor director. Es, prácticamente, el único gran cineasta estadounidense surgido a principios de los 90 que no ha sido aún nominado por la Academia en la categoría de mejor director. Tarantino, Linklater, los Anderson (P.T. y Wes), Fincher, Soderbergh (el único que ha ganado el Oscar), Payne, Aronofsky... todos tienen por lo menos una nominación a mejor director en su haber, todos menos Haynes.

miércoles, 24 de febrero de 2016

Los No-Oscar 2015 II: Actrices

Actriz de reparto

5. Joan Allen por Room
Allen lleva toda su carrera demostrando que es una actriz sobria en la que siempre puedes confiar. En Room interpreta a una mujer que tiene que mantenerse en pie para sostener a su hija. Es una interpretación delicada, hecha con mucho cariño, y eso se nota. Transmite amor y serenidad. Su nominación al Oscar no hubiera sido descabellada, es más relevante narrativamente de lo que podría parecer.

4. Mya Taylor por Tangerine
Taylor interpreta a una mujer transexual que ejerce la prostitución. A pesar de las ostias de la vida, siempre mantiene una sonrisa y una actitud positiva. Los mejores diálogos de Tangerine son los suyos. Es una interpretación a ratos descacharrante y a ratos extrañamente emotiva. La secuencia final en la lavandería es preciosa.

3. Sarah Paulson por Carol
El personaje de Paulson es la roca a la que se agarra Carol para mantenerse a flote en una vida que la está ahogando. Suyas son las secuencias más distendidas de la película, es el personaje más libre que por ella pulula. Cada una de sus apariciones en su soplo de aire y tiene un par de secuencias muy interesantes con Kyle Chandler y Rooney Mara.


2. Jane Fonda por Youth
A Fonda le llegan (y le sobram) unos cuantos minutos en pantalla para construir a un personaje fascinante, esa actriz en el ocaso de su carrera, que pide a gritos un spin-off. Fonda irrumpe en el tranquilo film de Sorrentino como un vendaval, rezuma energía e ironía. Es una de las grandes divas del cine de todos los tiempos. Y lo aprovecha.

1. Kristen Stewart por Clouds of Sils Maria

Nadie puede negar que Stewart se está construyendo una carrera como actriz muy interesante. Y quizás éste sea el papel más goloso que ha tenido hasta el momento. Como asistente del personaje de Juliette Binoche, es, en gran medida, su contra-parte, la mujer que la confronta contra la realidad, pero también la que lidia con todas sus neuras vitales. Medirse cara a cara a Juliette Binoche y no acabar devorada tiene un mérito inmenso. Stewart construye un papel interesante por sí mismo y establece una dinámica con la protagonista de su película sensacional. Se merecía la nominación al Oscar, sin duda alguna.

Actriz protagonista

5. Kristen Wiig por Welcome to me
Esta película ha pasado completamente desapercibida, y más allá de una nominación para Wiig en los Gotham, no ha tenido prácticamente ningún reconocimiento. Aquí Wiig interpreta a una mujer con trastorno de la personalidad obsesionada con Oprah Winfrey que tras ganar la lotería se gasta todo su dinero en auto-producirse un talk show, que sería similar al que haría Winfrey si estuviera encocada. Wiig se maneja con su soltura habitual en la comedia y da la talla en las situaciones más dramáticas. Es un personaje complicado, porque está enfermo pero también (o más bien por ello) es rabiosamente egoísta, con lo cual genera en el espectador sentimientos encontrados. Si había una actriz que podía sacar esta película adelante era Kristen Wiig.

4. Lily Tomlin por Grandma
Tomlin es una de las grandes actrices estadounidenses en activo. En Grandma, Paul Weitz le regala uno de esos personajes que contemplan su propia vida y nos la (re)transmiten con sus acciones y gestos. Cínica, fuerte, melancólica y, en el fondo, cariñosa. Así es el personaje de Tomlin, que se lanza a la carretera junto a su nieta en búsqueda del dinero que ésta necesita. Lily Tomlin me robó el corazón.

3. Emily Blunt por Sicario
Blunt representa en Sicario el papel de una joven agente del FBI que se ve sobrepasada por los acontecimientos que la rodean. Se ve inmersa en la guerra del narcotráfico en la frontera entre USA y México, rodeada por lobos. Perpleja y obsesionada, tiene que lidiar con las mil y una trampas que la esperan en el camino. Es un trabajo lleno de rabia, agotador tanto física como mentalmente. Emily Blunt es capaz de transmitir el compromiso de su personaje con la búsqueda de la verdad.

2. Juliette Binoche por Clouds of Sils Maria
Poco cabe decir a estas alturas de Juliette Binoche, una de las mejores actrices del mundo. En Sils Maria encarna a una actriz de mediana edad que lucha contra su propio envejecimiento. Es un trabajo lucido, lleno de capas. Binoche transmite los sentimientos contradictorios de una mujer perdida en sí misma. Tiene una presencia hipnótica.

1. Rooney Mara por Carol
Sí, Rooney Mara está nominada al Oscar por Carol. Pero en la categoría equivocada. Mara y Blanchett protagonizan 50/50 esa maravillosa historia de amor que rodó Todd Haynes llamada Carol. Para mí, Rooney Mara firma en esta película la gran interpretación cinematográfica del año. Toda una exhibición de lo que unos ojos y unos labios pueden transmitir. Todo el viaje de su personaje está en su mirada. Desde la inocencia hasta el desencanto, desde la fascinación a la pasión. Todo. Es un trabajo sutil pero demoledor.

martes, 23 de febrero de 2016

Los No-Oscar 2015 I: Actores

Llevo 3 años haciendo lo que yo llamo Los No-Oscar, que es básicamente hacer listas (listas listas listas) con aquellos que se quedan fuera de los premios de la Academia. Así, los únicos requisitos son no estar nominado al Oscar y que la película se haya estrenado en Estados Unidos durante 2015. Por eso hay en estas listas películas de 2014 como Clouds of Sils Maria y no films de 2015 como The Lobster. Lo hago porque son muchos los blogs y webs que repasan la lista de nominados a los Oscar haciendo análisis muy buenos y no creo que tenga nada que aportar que no se haya dicho, y además me parece justo recordar a aquellos de los que estos días ya no se habla.


Actor de reparto

5. Kyle Chandler por Carol
Tiene muy pocos minutos en pantalla, pero Chandler los aprovecha para construir a ese marido que se niega a perder a su mujer. Podría haber sido un villano, pero es un hombre con muchas capas, no es un monstruo, simplemente se niega a aceptar la derrota. Kyle Chandler es, quizás, el hombre que mejor encarna al típico padre de familia americano, que pretende mantenerlo todo bajo control, bajo su control.

4. Oscar Isaac por Ex Machina
En Ex Machina, Oscar Isaac encarna a una especie de Steve Jobs enloquecido. Un hombre que vive en la más absoluta de las soledades, atrapado con lo que podría ser el mayor invento tecnológico de la historia. Su ego lo lleva a la locura e Isaac es capaz de transmitirlo, dejándonos para el recuerdo la ya famosa secuencia del baile. Da miedo y a la vez es descacharrante. Uno de esos villanos al que podría estar observando durante horas.

3. Walton Goggins por The Hateful Eight
Goggins estuvo 6 temporadas en Justified demostrando que era un actor descomunal, ahora salta a la primera división en el cine de la mano de Tarantino, con el que ya había trabajado en Django Unchained, y no desaprovecha la oportunidad. Logra destacar en medio de un fantástico reparto, aportando las mayores dosis de humor. Goggins nació para recitar a Tarantino, espero que esta sea la primera de una gran lista de colaboraciones juntos.

2. Harvey Keitel por Youth
Por alguna razón, Keitel es el único de una gran generación de actores americanos que no ha ganado el Oscar. De Niro, Pacino, Hoffman, Jackman... todos lo han ganado, todos salvo Harvey Keitel, un hombre, que además, ha conducido su carrera con más dignidad que varios de los anteriormente citados. En Youth encarna a un director en el ocaso de su carrera que se niega a asumir que la misma está a punto de morir. Un personaje irónico y cargado de melancolía. Para mí, lo más interesante de la película de Sorrentino. Keitel sigue siendo un actor descomunal.

1. Jeff Daniels por Steve Jobs

Lo mejor que le ha pasado a la carrera de Jeff Daniels es que se cruzara en ella Aaron Sorkin. Tras colaborar juntos en The Newsroom, Sorkin le regala un personaje bombón en el biopic de Steve Jobs. Daniels encarna a John Sculley, director ejecutivo de Apple, con el que Jobs mantiene una compleja relación a lo largo de los 3 actos del film. Es una interpretación llena de matices y de ternura. Los duelos entre Daniels y Fassbender nos regalan algunas de las mejores secuencias de la película de Danny Boyle.

Actor protagonista

5. Samuel L. Jackson por The Hateful Eight
Ha tenido que rescatarlo Tarantino, para que pudiéramos ver de nuevo al mejor Samuel L. Jackson. Aquí ejerce de maestro de ceremonias del show del cineasta más verborreico del mundo. El mayordomo, que todo lo sabe y todo lo controla, en el particular “caza al asesino” de Tarantino. Y sí, lo borda. Está fabuloso. Gracioso e impertinente. Tiene una presencia arrolladora.

4. Paul Dano por Love & Mercy
Aunque Dano fue promocionado como secundario por Love & Mercy, en mi opinión tanto él como John Cusak son protagonistas de este film que cuenta la historia de Brian Wilson, líder de los Beach Boys, desde dos puntos vitales diferentes: su etapa de efervescencia creativa y su decadencia personal. Dano encarna al Wilson joven, entregado a la música y que poco a poco se va debilitando emocional y psicológicamente. Firma otro trabajo sensacional, uno más de un actor que se ha ganado a pulso ser considerado uno de los mejores de su generación.

3. Tom Courtenay por 45 years
Aunque todas las alabanzas se las lleve Charlotte Rampling, 45 years no podría sostenerse sin la interpretación de Tom Courtneay. Aunque el film esté contado desde los ojos de ella, desde esa mirada desolada, él juega un papel fundamental en la película de Andrew Haigh. Es ese marido que tiene que lidiar, a la vez, con dos heridas, la suya, arraigada en el pasado, y la de su esposa, que sangra en el presente. Es un trabajo sutil y natural, como la propia película
  
2. Jason Segel por The end of the tour
Segel, curtido actor de comedia, afrontó en The end of the tour, el mayor reto de su carrera como intérprete, la encarnación del escritor David Foster Wallace. Y se echó sobre sus hombros la responsabilidad de que la película funcionara o no, puesto que si no era capaz de disolverse en el autor, no resultaría creíble. El resultado es sensacional. Quizás habíamos infravalorado a Segel, o quizás el propio Segel se había infravalorado a sí mismo. Pero lo cierto es que rezuma tristeza, inteligencia e ironía en esta película. Es un trabajo precioso.

1. Jacob Tremblay por Room
En ese empeño de las distribuidoras y productoras de tratar a los niños en la carrera por el Oscar como actores de segunda fila (del Timothy Hutton de Ordinary People a la Hailee Steinfield de True Grit), Jacob Tremblay fue promocionado como actor de reparto por Room. El film narra la lucha de una madre y su hijo, que viven secuestrados en una pequeña habitación, por liberarse de su captor. El narrador es el propio niño, nacido durante el cautiverio, y Tremblay, con un desparpajo y una sensibilidad inauditas en alguien tan joven, sale en la práctica totalidad de los planos de la obra. Entre él y Larson sostienen una película que trata un tema delicadísimo, y que por lo tanto podría venirse abajo en cualquier momento. Pero no lo hace. Room es una obra inteligente y emocionante. Y el pequeño Tremblay da un recital interpretativo. Desde luego no es un intérprete de segunda.

lunes, 22 de febrero de 2016

El cable de qualité en los tiempos de Netflix

VINYL/BILLIONS/AMERICAN CRIME STORY



Hoy poy hoy, toda conversación sobre series de televisión termina, irremediablemente, incluyendo a Netflix. La plataforma ha conseguido situarse en el centro del panorama audiovisual mundial. Ya sea por la expansión de su negocio por casi todo el planeta, o por el vertiginoso aumento de su producción propia. Todo gira en torno a Netflix. Sus series son la nueva referencia seriéfila, hasta el punto de que Netflix parece ser una HBO para todos los públicos, una HBO de masas. Precisamente, estos canales de cable ven amenazados sus modelos de negocio por la pujanza de las plataformas online. Netflix busca producir a la vez obras audiovisuales de calidad, obras masivas y obras de nicho. Pretende ocuparlo todo, ya sea el espacio de Showtime, el de ABC o el de Comedy Central. Y lo está consiguiendo. Ello no implica que, efectivamente, los canales de cable de calidad puedan venirse abajo, pero desde luego la competencia de Netflix hace que tengan que potenciar su marca. Teniendo en cuenta este contexto, vamos a analizar, brevemente, los potentes estrenos invernales de HBO, Showtime y FX.

Vinyl (HBO)
El guionista Terence Winter vuelve a HBO, poco más de un año después del final de Boardwalk Empire, de la mano de Martin Scorsese para hablarnos de la industria discográfica en el New York de los 70. Drogas, mafias, violencia y mucha música. El piloto, de casi 2 horas de duración, está dirigido por el maestro Scorsese con el nervio habitual de su cine, dejando un buen puñado de secuencias espectaculares. Lo mejor del arranque, además de la dirección de Scorsese, fue un inconmensurable Bobby Cannavale, que da vida al protagonista, la excelente selección musical y la maravillosa fotografía de Rodrigo Prieto. Lo peor, algo común en Winter, es la frialdad que supura el conjunto. Vinyl necesita humanizar a sus personajes, transmitirnos la pasión que sienten por la música y dibujar tramas sólidas y novedosas. Si algo nos enseñó Boardwalk Empire es que no se puede emitir un juicio hasta que hayamos pasado el ecuador de la temporada. El arranque combina momentos portentosos, dignos del mejor Scorsese, con un claro desequilibrio narrativo. Podemos estar ante una gran obra, pero también ante una serie a ratos brillante, a ratos fallida. HBO, tras sus pobres datos de audiencia y unas críticas no tan buenas cómo cabía esperar, ha anunciado que está renovada para una segunda temporada.

Billions (Showtime)
Showtime se ha subido a la tendencia actual de escrutar el mundo de las finanzas que nos llevó a la crisis económica global de 2008. Billions sigue a un magnate financiero (Damian Lewis) y a un fiscal que pretende inculparlo (Paul Giamatti). Y en esta breve descripción de la trama principal están lo mejor y lo peor de Billions. Lo mejor, sin duda alguna, Damian Lewis y todas y cada una de sus secuencias. Han logrado construir un personaje complejo, egomaníaco pero también torturado por el peso de su poder (y de su ego). Lo peor, el personaje de Paul Giamatti, dibujado con brocha gorda, caricaturizado incluso. Que el presunto criminal sea un tipo con el que te irías de cañas, mientras que el representante de la ley es un hombre acomplejado y tiránico, es un problema. Tanto narrativo, cómo, sobre todo, moral. El personaje de Damian Lewis no es un antihéroe, está construido casi como un héroe, como una retorcida perversión de los personajes de James Stewart. Mientras que el de Giamatti es un villano al servicio, teóricamente, del bien común. Más allá de las dudas que todo ello me genera, Billions es una serie interesante, compleja pero bien explicada (hola, The Big Short) y que resulta muy entretenida. La audiencia ha respondido muy bien y en Showtime tienen que estar muy satisfechos.

American Crime Story: The people vs. O.J. Simpson (FX)
La factoría Ryan Murphy ha estrenado una nueva serie, American Crime Story, otra antología más para FX, esta basada en casos criminales reales de gran repercusión social. La primera temporada gira en torno al caso OJ Simpson, un famoso ex-jugador de fútbol americano que fue acusado del asesinato de su ex-mujer y el hombre que estaba con ella. Dicho caso, bajo el fantasma del racismo, sacudió los Estados Unidos de los 90. Por suerte, Murphy ejerce sólo como productor y director de los dos primeros episodios, dejando el control narrativo de la serie en manos de los veteranos guionistas Scott Alexander & Larry Karaszewski (The people vs. Larry Flint, referente obvio de esta serie). Así, American Crime Story guarda una continuidad formal con el universo Murphy, pero se aleja en el plano narrativo, ofreciendo un relato mucho más serio y contenido. American Crime Story acierta al construir el relato desde dos ángulos distintos, por un lado nos presenta el caso, tanto desde el lado de la defensa, con OJ (Cuba Gooding Jr.), su amigo Robert Kardashian (David Schwimmer), y sus abogados, Robert Shapiro (John Travolta) y Johnnie Cochran (Courtney Vance); como de la acusación, capitaneada por una sensacional Sarah Paulson en la piel de la fiscal Marcia Clark. Y por otro, haciendo una relectura socio-mediática de un caso que conmocionó al país y que generó un inmenso debate social, pero que también tuvo una honda repercusión en la cultura de masas. El caso O.J. Simpson es el juicio mediático por excelencia. Todo un país, pegado a la televisión juzgando a un ídolo caído. En su riqueza de capas y en su sabiduría para combinar lo criminal con lo mediático, lo legal con lo pop, residen las grandes bazas de una serie a tener muy en cuenta y que está logrando fantásticos datos de audiencia.

jueves, 18 de febrero de 2016

Donald Trump es un personaje de Black Mirror



Donald J. Trump es, hoy por hoy, el líder de las primarias republicanas para lograr la nominación del GOP de cara a las elecciones presidenciales de este año. Suma, tras los caucus de Iowa y las primarias de New Hampshire, 17 delegados (es una cifra ridícula, pues son necesarios 1237 para obtener la nominación), y es el principal favorito para imponerse en las próximas citas electorales, las primarias de South Carolina y Nevada. La envergadura del fenómeno Trump ha llegado a tal punto que posiblemente estemos ante el mayor trolleo de la historia. Un iracundo, misógino, racista, clasista y enfebrecido multimillonario está cada vez más cerca de optar a ser el presidente del país más poderoso del planeta. O lo que es peor aún, a ser el comandante en jefe del más destructivo ejército que haya conocido la humanidad. Que todo sea una ficción es la única explicación lógica a semejante fenómeno. Como el I’m still here de Cassey Affleck y Joaquin Phoenix, pero jugando con los códigos de los misiles nucleares.

Pero alguien vio venir este cataclismo, Charlie Brooker, ese profeta de los tiempos convulsos que se nos avecinan, o que quizás, sin habernos dado cuenta, ya están aquí, sumiéndonos en la inquietud crónica. Si Brooker comenzó su obra cumbre, Black Mirror, esa antología de mediometrajes distópicos, empujando al Primer Ministro británico a profanar el ano de un cerdo, acabó volviendo, en el 2x03, a la política. The Waldo Moment, escrito por el propio Brooker a partir de una idea original suya y de Chris Morris, nos cuenta cómo un muñeco digital faltón, soez y excesivo, el Waldo del título, controlado por un humorista fracasado, se presente a las elecciones en un distrito inglés para salir elegido diputado de la Cámara de los Comunes, cómo parte del propio programa de televisión que protagoniza. Lo que en principio era una broma de dicho programa, termina convirtiéndose en un fenómeno político real cuando el personaje se convierte en un candidato serio para la victoria. The Waldo Moment tuvo un recibimiento bastante frío cuando se emitió, de hecho aún a día de hoy es el capítulo peor valorado por los usuarios de Imdb y Filmaffinity, de los 7 que se han estrenado hasta el momento.

Quizás el mayor problema del episodio sea que, contagiado por su protagonista, deja de lado toda sutilidad y su discurso resulta demasiado obvio y estridente. Aún así, The Waldo Moment, visto con la perspectiva que da el tiempo, nos vino a hablar del auge de líderes populistas que hoy en día sufre Occidente. Personas, mitad políticos, mitad bufones, en los que la ideología se diluye en favor del espectáculo non stop. Donald Trump podría ser la versión real de Waldo, podría ser un personaje de Black Mirror. La campaña presidencial del magnate inmobiliario parece el rodaje de un programa de televisión. Y cómo todo buen relato televisivo va increscendo. A la larga lista de personas a las que ha agraviado Trump se ha sumado, desde hoy, el Papa Francisco, que había criticado en su viaje a México la construcción del muro que planifica levantar Trump si es elegido presidente. Donald Trump parece el presentador/párroco de un programa de Fox News, sino tenemos en cuenta, claro, que Trump y el principal canal conservador de USA son enemigos declarados e irreconciliables.


En el epílogo de The Waldo Moment, un salto sin red hacia una distopía radical, el cómico que controlaba a Waldo aparece en la calle como un vagabundo en medio de un estado policial cuya cara visible es Waldo. Orwell en la era digital. Las medidas policiales que quiere imponer Trump nos encaminarían hacia una sociedad controlada. Aunque a veces su campaña parezca una gran parodia corrosiva y desproporcionada, no lo es, o no sólo. Trump puede ser una de las dos personas que luchen en noviembre por presidir Estados Unidos. La distopía no nos espera en el futuro, ya está aquí, invisible, como una gran campana de cristal sobre nuestros hombros.