miércoles, 6 de mayo de 2015

La sitcom trágica con chistes de tetas

MOM - Segunda temporada



Una de las sorpresas más agradables de esta temporada televisiva que está pegando sus últimos coletazos, no ha sido un estreno, sino el segundo año de una ficción de la que a priori, no había mucho que esperar, Mom, la enésima sitcom producida por la maquinaria de Chuck Lorre. Pues bien, ahora que ya se ha despedido hasta septiembre, me atrevo a decir que Mom ha sido una de las mejores sitcoms de este curso. Sólo por detrás de la despedida de Parks and Recreation, la sensacional tercera entrega de The Mindy Project, una Brooklyn 99 que ha ido de más a menos y, quizás, una alicaída Modern Family. Vamos, que forma parte de mi quinteto de comedias de las networks este año. Jamás hubiera dicho esto a principios de septiembre de 2014.

Para empezar hay que señalar que Mom no es una serie que yo recomiende. De hecho, evito premeditadamente recomendarla, y cuando mis amigos me preguntan, al ver mi entusiasmo, si deberían verla o no, voy con pies de plomo y me cubro las espaldas, diciéndoles que si la ven es bajo su propia responsabilidad. Porque no, Mom no es una serie para todos los públicos. Básicamente porque aunque a mí me hacen gracia sus chistes de pollas y drogas, entiendo que tiene un humor bastante básico y un empaque formal muy cutre que pueden echar atrás a gran parte de sus espectadores potenciales. Mom, a pesar de todas las cosas buenas que diré de ella a continuación, no deja de estar producida bajo los postulados del lorrerismo (concepto): chistes fáciles, puesta en escena de baratillo. No es una serie que maneje un humor inteligente, que sea muy meta y referencial, o que tenga unos sketches muy elaborados. Y sin embargo, funciona. Es más, y sin embargo, es una serie interesante. ¿Por qué?

En primer lugar, porque combina comedia y drama con una sutileza (paradójicamente) brillante. De una frase a otra es capaz de saltar de un retrato descarnado de la maternidad o de la pérdida de un ser querido, a un chiste sobre strippers. Y ese proceso, que podría resultar muy forzado, resultar ser muy natural. Logra sacarte una risa en la aflicción y una mueca en la carcajada.

En segundo lugar, porque Mom está llevando a la sitcom a un nuevo territorio, el de la sitcom trágica. Las sitcoms siempre han manejado la inclusión de elementos dramáticos. Ahí están, por ejemplo, ciertas muertes en HIMYM o 30 Rock, o las últimas temporadas de Parks and Rec y, sobre todo, The Office. Sin embargo, más que elementos emocionales, lo que incluye Mom son disrupciones dramáticas, rupturas salvajes del relato,navajazos sentimentales. Personas que mueren, mujeres que son detenidas, hijos que reniegan de sus madres, adicciones, inestabilidad emocional, traumas del pasado y un largo etc. Mom es una montaña rusa en la que sus protagonistas siempre acaban vomitando al bajarse de cada trayecto. Y sorprendentemente que su humor sea tan burro, ayuda a que el efecto de las tramas dramáticas sea tan poderoso. ¿Cómo una serie puede ser tan bestia y a la vez tan sensible?


En tercer lugar, sus actrices. Mom es una serie sólida porque descansa sobre los hombros de una comedianta con un punch cómico fabuloso como Anna Faris, y una de las mejores actrices del mundo. Así de claro lo digo. Allison Janney ya se ha pasado la televisión, como quién se pasa el Mario Bros. Ya juega en otra liga, en esa a la que sólo acceden los intérpretes que son capaces de hacer, de forma magristral, cualquier papel por grande, pequeño, interesante o absurdo que sea. Cabe esperar que revalide su Emmy este año. Básicamente porque le llegan 2 minutos dramáticos (mezclados con un chiste sobre su patetismo) para dar un golpe sobre la mesa.

Aunque esto ya era así el año pasado, este año ambas han estado aún mejor. Y han tenido la suerte de verse acompañadas por la fantástica galería de personajes femeninos de la reunión de Alcohólicos Anónimos. Los hijos, lo compañeros de trabajo y el ex – marido se han ido diluyendo con el paso de la temporada y perdiendo peso a favor del coro de mujeres adictas. Todo un acierto, porque los mejores momentos cómicos vienen de ahí, y los dramáticos suelen tener su culmen en sus reuniones o en los cara a cara entre Faris y Janney. Brutales, hirientes, sensibles y divertidos.


He intentado repasar el progreso de Mom sin entrar en spoilers, por si alguien se anima a subirse al carro. Obviamente, los mejores capítulos de la temporada han pivotado sobre dos acontecimientos dramáticos muy poderosos, sobre todo el primero de ellos. Muchos acabamos con la boca abierta en ambos casos. Mom, además de tener algunos diálogos demoledores sobre lo que es estar perdido en la vida, y lo que es peor, haberlo estado siempre, tiene secuencias de una dureza terrible. De verdad, si entras de lleno y le perdonas su lorrerismo, la disfrutarás. Es graciosa y es triste. Una serie que la sitcom americana necesitaba, sin duda alguna.

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