viernes, 29 de noviembre de 2013

Hasta que nos olamos, Cineuropa

CINEUROPA


Pelegrín*, mascota, mito, leyenda

Cineuropa es un festival de cine que se organiza en noviembre en Santiago de Compostela, mi nido en los últimos 8 años, y que trae, para decirlo en pocas palabras, lo mejor del cine festivalero del año. Un lujo. Tres semanas maravillosas del mejor cine de autor, todo un privilegio para una ciudad tan pequeña y que sacude con mucha fuerza su vida cultural. Terminada esta micro-explicación paso a hablar del festival de este año, o más bien de mi festival de este año, de mi Bono 10 (+2). 

Como pasa en todos los festivales a mí se me han escapado este año Tots volem el millor per ella de Mar Coll (por trabajo, guau siempre he querido decir esto), Enemy de Denis Villeneuve (por problemas con la digitalización de la copia no pudo ser exhibida en el festival) y Touch of sin (por problemas de agenda, y eso que en mi agenda solo hay un rastrojo de los de John Ford y John Wayne). Tampoco he ido este año al maratón, que cierra el festival a caballo entre el viernes y el sábado y que es un Little Sitges condensado en 15 horas delirantes de cine. De entre lo que vi lo que menos me gustó fue Stray Dogs de Tsai Ming-Liang, que provocó que la mitad de la sala huyera a lo largo de la sesión. El director tailandés es uno de los chicos mimados de los festivales, un cineasta extremo, muchas veces inaccesible, aquí se entrega a planos fijos interminables. Podría decir que en el film no pasa nada, pero no soy Carlos Boyero, que durante su proyección en Venecia escapó a los 15 minutos. Entre planos alargados hasta la tortura hay unas cuantas secuencias (todas en las que salen los niños) de valor, profundas, duras, tiernas, cine social de primera. Mi gran decepción de este año fue L'inconnu du lac, un noir de sexo explícito en paisajes preciosos, una película turbadora, desde luego, pero quizás demasiado pequeña, con un final pasado de rosca. Lo mejor la simbiosis entre sexo y bosque y la naturalidad con la que Alain Guiraudie dirige. Mi affaire con el cine francés, siempre muy presente en Cineuropa, lo completó Quai d'Orsay de Tavernier, una comedia de diálogos frenéticos sobre el equipo dirigente del Ministerio de Exteriores francés. Una comedia negra política siempre es de agradecer, aunque acabe resultando un poco repetitiva.

La película que ganó el Premio del Público en la Sección Oficial fue la flamenca The Broken Circle Breakdown. Tiene una primera hora buena, salpicada de gran música y compuesta con bonitos sentimientos, sin embargo la recta final carga demasiado las tintas en una historia ya de por sí brutalmente dramática (cómo la enfermedad de su hija de 7 años afecta a una pareja de músicos country) y la comparación con la reciente La guerre est déclarée (Doncelli, 2011) tampoco le hace ningún favor. Mientras que la película mejor puntuada en Panorama Internacional fue Like father, like son de Koreeda, que ya había ganado el Premio del Público en Donostia. Koreeda confirma, con este relato de niños intercambiados al nacer, que es el cineasta más tierno del cine actual y que nadie refleja la profundidad de la infancia como él. Mientras veía la película tenía el corazón en un puño, estaba totalmente embriagado, como un niño ante un robot. Sin embargo, según pasaron las horas la película fue menguando en mi recuerdo, terminado el embrujo lo tópico que es el personaje del padre rico lastra un poco la película, que aún así es cine de primera, bonito, necesario. La otra película japonesa que vi fue la actualización de Cuentos de Tokio del maestro Ozu que ha hecho el veterano Yôji Yamada, Tokyo Family. 2 horas y media que se pasan volando, una película graciosa, tradicional, ágil, pero que se resulta un poco anticuada en el plano moral y social, quizás.

Toni Servillo, protagonista de La grande bellezza

La mejor hora de mi Cineuropa me la regaló Paolo Sorrentino en La grande bellezza, un retrato de la nada en la Italia del bunga bunga. Ensimismado en la esquina de la segunda fila no aplaudí con las orejas de milagro, o porque no tenía el cuello ni la espalda para muchos festejos. El problema de la película es que Sorrentino la alarga demasiado y que incluye alguna secuencia indigna en su obviedad (casi todas las que tienen que ver con la Iglesia), aún así, de verdad, allí donde estéis Sorrentino y Servillo, gracias. Otra que tiene alguna secuencia fallida es Gente en sitios, el nuevo manifiesto surrealista de Juan Cavestany, el autor que más aire fresco está trayendo al cine español en los últimos tiempos. Gente en sitios es la obra de un kamikaze del cine. Monumental a ratos, absurda siempre, errada a veces, películas como ésta hacen creer a uno en las posibilidades del cine español más allá de sus lugares temáticos y estilísticos de confort. En cambio, sólida como una roca y a piñón fijo camina Child's Pose de Calin Peter Netzer, o cómo una madre posesiva intenta salvar a un hijo que no quiere ser salvado tras cometer un Farruquito en un pueblo próximo a Bucarest. Junto a La grande bellezza, Gloria o Wadjda suena fuerte para los Oscar, que el nuevo cine rumano siga consolidándose es El Bien. Aunque la película más desgarradora y que menos tregua concede a su espectador es La herida, ópera prima del montador Fernando Franco, que posiblemente termine siendo mi película española favorita del 2013. En ella seguimos (en una sucesión terrible de primeros planos) a una mujer desgarrada por un trauma pasado que le impide ser feliz, que la empuja a la fatalidad. A esta mujer la interpreta Marian Álvarez, que es como diría Rosarillo una monstrua, dudo que haya 5 interpretaciones en el cine mundial mejores que esta este año, amazingquetecagasenergy, la ansiedad y el sufrimiento eran esto.

Cierro mi crónica (perdón géneros periodísticos por si os sentís profanados con el calificativo) con dos películas que pincharon dos de mis canciones favoritas. En The Congress, Ari Folman embarca a una Robin Wright mitad real-mitad animada en una serie de revoluciones tecnológicas a golpe de irrealidad. Y la pone a cantar If it be your will de Leonard Cohen, y yo no puedo no morir de amor. Mientras que mi película favorita ha sido Tom à la fèrme, del quebequés Xavier Dolan, con el que tengo una conexión especial, porque siento que ambos estamos creciendo juntos. Dolan, que tiene 2 años menos que yo, tiene a sus espaldas 4 películas que me gustan y todo un mundo propio que las respalda. Le tengo cariño. Y Tom à la ferme es un cambio de tercio, una decisión radical, una película escurridiza. Tom viaja al Quebec profundo para el funeral de su novio y todo lo que pasa desde que llega a su destino es una subyugante pesadilla. Tanto nos conocemos Xavier y yo que decidió cerrar la película con un viaje en coche a ritmo de Going to a town de Rufus Wainwright, una de las canciones que más me trastornan cuando suenan en el momento adecuado. Y aquel momento lo era.

Ya que Cineuropa no es un festival competitivo, me he arrancado yo a convertirlo en uno. Si hay algo que me gusta es hacer listas y dar premios ficticios.

Xavier Dolan, el ganador de mi Cineuropa, disfrazado de Señora de Rojo en Venecia

Pelegrín* de Ouro: Tom à la ferme de Xavier Dolan por sumergirnos en un mar de deseos y temores, de pasiones y fatalidades
Gran Premio del Jurado: The Congress de Ari Folman por forzarnos a cuestionar nuestro rumbo y nuestras prioridades
Mejor Director: Xavier Dolan por Tom à la ferme por hacer una película a la vez hermosa y nauseabunda
Mejor Actriz: Marian Álvarez por La herida por dar una lección interpretativa que se recordará durante mucho tiempo
Mejor Actor: Toni Servillo por La grande bellezza por hacernos comprender a un personaje tan complejo en su banalidad
Mejor Guión: Calin Peter Netzer y Razvan Radulescu por Child's Pose por analizar a la familia y al dolor sin caer en sentimentalismos forzados

*El Pelegrín es el muñequito de la primera imagen, la mascota oficial del Xacobeo 93, el Cobi gallego.

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